miércoles, 18 de febrero de 2015

Literatura cachonda en serio: Las edades de Lulú

Subiéndome a la ola de críticas a la novela/película del momento, no quiero dejar pasar la oportunidad de aportar mi granito de arena a la perversión literaria del puñado de lectores que me siguen (capaz que al ver que las críticas viran de los libros de niños a la literatura erótica se suma alguno más, quién sabe lo podrida que tiene la gente la cabeza...).
No digo nada nuevo si afirmo categóricamente que Cincuenta sombras de Grey es una novela mala. Quizás puedo aportar algo diciendo por qué, en mi opinión, lo es. Y luego, para no aburrir al público, puedo dar un ejemplo de una novela erótica buena (los lectores avezados ya sospecharán que se trata de la novela de Almudena Grandes, obviamente).
Leí Cincuenta sombras... hace un par de años, medio para darle una mano a mi pareja, también editor, medio por curiosidad. Me pasó lo mismo que cuando empecé a leer Harry Potter (lluvia de abucheos asegurada): mucho lugar común, estilo pobretón, nada atrapante más allá del argumento en sí mismo. Lo que importa es lo que pasa, no cómo se cuenta. En principio, para ser una novela de porno soft, no pasa nada quenchi hasta la página 80. Es decir, hay que tragarse 80 páginas antes de que se libere una teta. Si uno aguantó hasta esa altura es porque el muchacho promete... el problema es que después cumple más o menos. La ata, sí, le pega unos chirlos. Y ya. El punto fuerte de la novela es si la chica logra enamorar al chico, si logra convertirlo en alguien emocionalmente accesible. En ese punto yace, para mí, gustosa lectora de novelas eróticas, la gran desilusión de la novela: yo esperaba sexo de veras y encontré una novela rosa más, un poquito subida de tono, magenta, ponele, pero no mucho más. 
Esta novela ganó el IX premio de
La sonrisa vertical, colección de literatura
erótica de la editorial Tusquets.
Leyendo diversos comentarios en los últimos días, me dije: vamos a buscar algo erótico en serio. Literatura de verdad, no un producto más de mercado, pensado por un grupo de editores, escrito por varios fantasmas y vendido por una señora gordita que para lo único que está es para generar empatía con su público (nos damos cuenta, muchachos, no somos tan bobos). Y entonces me puse a leer Las edades de Lulú, de la escritora española Almudena Grandes. Es una novela de 1989 y en su momento produjo un gran impacto en la sociedad española, porque es fuerte. Muy fuerte. 

Para muestra, los primeros párrafos:

“Supongo que puede parecer extraño pero aquella imagen, aquella inocente imagen, resultó al cabo el factor más esclarecedor, el impacto más violento.
Ellos, sus hermosos rostros, flanqueaban a derecha e izquierda al primer actor, que entonces no pude identificar, tal era la confusión en la que aquella radiante amalgama de cuerpos me había sumido previamente. La carne perfecta, reluciente, parecía hundirse satisfecha en sí misma sin trauma alguno, sujeto y objeto de un placer completo, redondo, autónomo, tan distinto del que sugieren esos años mezquinos, fruncidos, permanentemente contraídos en una mueca dolorosa e irreparable.
Tristes, pensé entonces.
Ellos se miraban, sonrientes, y miraban la abierta grupa que se les ofrecía. En los bordes, la piel era tensa y rosa, tierna, luminosa y limpia. Antes, alguien había afeitado cuidadosamente toda la superficie
Aquella era la primera vez en mi vida que veía un espectáculo semejante. Un hombre, un hombre grande y musculoso, un hombre hermoso, hincado a cuatro patas sobre una mesa, el culo erguido, los muslos separados, esperando. Indefenso, encogido como un perro abandonado, un animalillo suplicante, tembloroso, dispuesto a agradar a cualquier precio. Un perro hundido, que escondía el rostro, no una mujer.”


Como podrán ver, hay sexo explícito narrado desde la primera página. Pero además de eso, y como debe ser, hay una historia atrapante (tiene 200 páginas y la leí en 3 noches), muy bien contada, la de la pequeña Lulú, que inicia su vida sexual casi sin darse cuenta, es definitivamente pervertida a los 15 años por el mejor amigo de su hermano (Grey al lado de Pablo es un boy scout) y de ahí va barranca abajo hasta el mismísimo final de la novela. Lejos de arruinar la historia con este comentario, quiero señalar algo claro: esta no es una historia de amor rosa, con final feliz, moño y perdices. Es una historia de amor negra, dura, cruda, de sumisión, confianza, temor, deseo y locura. 

Captura de la película de Bigas Luna.
Por si no reconocieron su perfil griego, el de la derecha
es Javier Bardem. ¿A qué hora abre el video club?
En 1990 Bigas Luna dirigió la película basada en la novela, con Francesca Neri y gran elenco (¡qué gran frase para decir que no tengo ni idea de quiénes son los otros actores!). Creo que la versión fílmica promete, basándome en los fotogramas que hay en internet.



Entonces, si les interesa leer literatura erótica de la buena, con escenas hot pero también con trama, con estilo, en fin, literatura , les recomiendo fervientemente esta novela. Cincuenta sombras... dejémosla para el cine (o el DVD, que es más barato), que Jamie Dornan está buenísimo y es un festival pal´ojo.

Aquí Jamie practica la refalosa con
Eva Mendes. Aflojá con el abdominizer, Jamie.




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