martes, 28 de octubre de 2014

El hombre que amaba a los perros

El año pasado, entrada ya en mi licencia por maternidad, disfruté durante un par de días de la lectura de esta novela del cubano Leonardo Padura. Me la había recomendado una compañera de trabajo, y yo le entré con la tranquilidad que da el comentario de alguien que comparte gustos literarios y culturales en general.

La propuesta es ambiciosa pero cumplidora: la novela, voluminosa, cuenta tres historias de forma entrelazada. La de Trotsky y su exilio de Rusia, la del hombre que terminó asesinándolo (Ramón Mercader) y la del narrador de la novela, que hilvana ambas historias, pero que también tiene mucho para contar. 
La sinopsis de la página de la editorial cuenta:


El hombre que amaba a los perros,
Leonardo Padura. Tusquets, 2009.
"En 2004, a la muerte de su mujer, Iván, aspirante a escritor y ahora responsable de un paupérrimo gabinete veterinario de La Habana, vuelve los ojos hacia un episodio de su vida, ocurrido en 1977, cuando conoció a un enigmático hombre que paseaba por la playa en compañía de dos hermosos galgos rusos. Tras varios encuentros, «el hombre que amaba a los perros» comenzó a hacerlo depositario de unas singulares confidencias que van centrándose en la figura del asesino de Trotski, Ramón Mercader, de quien sabe detalles muy íntimos. Gracias a esas confidencias, Iván puede reconstruir las trayectorias vitales de Liev Davídovich Bronstein, también llamado Trotski, y de Ramón Mercader, también conocido como Jacques Mornard, y cómo se convierten en víctima y verdugo de uno de los crímenes más reveladores del siglo xx. Desde el destierro impuesto por Stalin a Trotski en 1929 y el penoso periplo del exiliado, y desde la infancia de Mercader en la Barcelona burguesa, sus amores y peripecias durante la Guerra Civil, o más adelante en Moscú y París, las vidas de ambos se entrelazan hasta confluir en México. Ambas historias completan su sentido cuando sobre ellas proyecta Iván sus avatares vitales e intelectuales en la Cuba contemporánea y su destructiva relación con el hombre que amaba a los perros."

A mí en particular la novela me interesó de entrada por varias cuestiones: mi simpatía con la izquierda, mi interés por la historia del siglo XX y mi temprano viaje a Cuba, allá por 1995, que me dejó con más dudas que certidumbres. Cuba es un país complejo, es imposible no sentirse atraído por ese fenómeno político y cultural. Desde que pasé una semana allá y -como niña argentina y noventosa y neoliberal- no entendí nada y me quería volver cuanto antes a casa, intenté comprender ese fenómeno por la vía que mejor conozco, la de la literatura.
Portada de la película protagonizada
por Javier Bardem. 
El primer testimonio de un escritor opositor al régimen fue el de Reinaldo Arenas, que algunos recordarán por la película Antes que anochezca, basada en la novela homónima y protagonizada por Javier Bardem (nada que ver con la de Ethan Hawke, a no confundir). Es una historia autobiográfica que relata el periodo que Arenas pasó escondido en el Parque Lenin (donde tenía que escribir "antes que anochezca" porque después no tenía más luz) previo a su exilio en EE.UU., donde tuvo una muerte bastante triste. Padura me recordó, por momentos, a esa voz desencantada con la Revolución, que creyó que, una vez liberada del yugo del norte, Cuba iba a poder ser una potencia mundial, pero que terminó huyendo del régimen por opositor, artista y homosexual. 

En El hombre que amaba a los perros, Padura elabora también la historia del escritor frustrado, quien fuera una promesa de la literatura de la Revolución, pero que apenas se muestra interesado por temas que no son aprobados por el régimen, es castigado y enviado lejos de la Habana. Desde esa impotencia escribe el narrador de la novela, desde la imposibilidad de contar lo que quiere. Afortunadamente, la vida le da revancha y finalmente logra escribir su gran novela: la que el lector tiene entre las manos.    

Para los que gustan de las buenas historias pero se abstienen de cuestiones políticas, esta novela les será de todos modos interesante, porque está muy bien escrita, reconstruye de un modo fabuloso la España de la guerra y el México efervescente de Frida y Diego Rivera. Por el mero hecho de conocer un poco más de la historia del siglo pasado, vale la pena leerla. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario