La propuesta es ambiciosa pero cumplidora: la novela, voluminosa, cuenta tres historias de forma entrelazada. La de Trotsky y su exilio de Rusia, la del hombre que terminó asesinándolo (Ramón Mercader) y la del narrador de la novela, que hilvana ambas historias, pero que también tiene mucho para contar.
La sinopsis de la página de la editorial cuenta:
El hombre que amaba a los perros, Leonardo Padura. Tusquets, 2009. |
A mí en particular la novela me interesó de entrada por varias cuestiones: mi simpatía con la izquierda, mi interés por la historia del siglo XX y mi temprano viaje a Cuba, allá por 1995, que me dejó con más dudas que certidumbres. Cuba es un país complejo, es imposible no sentirse atraído por ese fenómeno político y cultural. Desde que pasé una semana allá y -como niña argentina y noventosa y neoliberal- no entendí nada y me quería volver cuanto antes a casa, intenté comprender ese fenómeno por la vía que mejor conozco, la de la literatura.
Portada de la película protagonizada por Javier Bardem. |
En El hombre que amaba a los perros, Padura elabora también la historia del escritor frustrado, quien fuera una promesa de la literatura de la Revolución, pero que apenas se muestra interesado por temas que no son aprobados por el régimen, es castigado y enviado lejos de la Habana. Desde esa impotencia escribe el narrador de la novela, desde la imposibilidad de contar lo que quiere. Afortunadamente, la vida le da revancha y finalmente logra escribir su gran novela: la que el lector tiene entre las manos.
Para los que gustan de las buenas historias pero se abstienen de cuestiones políticas, esta novela les será de todos modos interesante, porque está muy bien escrita, reconstruye de un modo fabuloso la España de la guerra y el México efervescente de Frida y Diego Rivera. Por el mero hecho de conocer un poco más de la historia del siglo pasado, vale la pena leerla.
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