jueves, 18 de septiembre de 2014

McEwaname que me gusta

Sábado, Ian McEwan.
Anagrama, 2005.
Algunos recordarán que hace tiempo recomendé fervorosamente "Expiación", la novela de Ian McEwan. Hoy, cuando todavía me faltan unas cuantas páginas para terminarla, quiero sumarle otro poroto a este escritor inglés y comentar "Sábado".
Si bien me defraudó un poquito en "Operación dulce" (no fue tan potente y movilizante como "Expiación"), no puedo dejar de reconocer que McEwan es un novelista fenomenal, que atrapa en sus historias y construye personajes tan verosímiles e imperfectos que parecen reales.
Pero creo que lo que más me atrae de este autor es la promesa de quilombo: uno debe saber que cuando lee una novela de McEwan en algún momento todo se va a ir al carajo. Y lo espera. Lo desea. Quiere saber cómo va a suceder, cuándo, a quién. ¿Será en la página siguiente? ¿Se armará la trifulca con este personaje que pinta para loquito? No, seguro que se pudre todo con la mujer...
Porque lo de McEwan es un trabajo de hormiga lento pero eficaz. Va construyendo una trama en la que todo parece perfecto, correcto, normal. Pero a la vuelta de la página nos revela que del otro lado de esta trama, donde se suelen ocultar los nuditos del tejido, hay una maraña de podredumbre, miserias y horror. Y eso es lo que yo, como lectora en camino a fanatizarme, quiero ver. Y quiero leer cómo lo resuelve, cómo se va todo lenta pero indefectiblemente al carajo. Y cómo, escapando al facilismo y el final feliz tan reconfortante, resuelve esa maraña que nos muestra en el otro lado del tapiz.
Pues en este momento estoy frente a esa maraña, todo está ocurriendo, se que van a pasar cosas terribles y quiero leerlas. Porque soy una lectora masoquista (a diferencia de lo maricona que soy con las películas) y me gusta cuando McEwan me castiga y no me defrauda.



El texto anterior también es una entrada de FB, previa a la creación de este blog. A esta altura ya terminé de leer la novela y debo admitir que la "promesa de quilombo" fue relativamente cumplida. Quilombo hay, pero no tanto como yo esperaba. Parece que estoy elevando mis estándares de maltrato literario y necesito lecturas más duras. Tengo en la gatera una cuantas novelas de A. M. Homes, una escritora estadounidense que ya tiene muchas novelas publicadas y se reconoce por sus temas densos, difíciles, escabrosos. Habrá que ponerse el traje de cuero y animarse...


Sinopsis de la novela:

Henry Perowne es un hombre feliz. Es un reconocido neurocirujano y está casado con Rosalind, una abogada de un importante periódico. Ambos disfrutan su trabajo, se quieren y quieren a sus hijos, un prometedor músico y una joven poeta. Es sábado, 15 de febrero de 2003, el día de las grandes manifestaciones contra la guerra de Irak. Henry se despierta, va hacia la ventana de su dor-mitorio y ve un avión en llamas que sobrevuela Londres muy bajo. Henry teme un accidente terrible, un ataque terrorista. Más tarde, escuchando la radio, sabrá que se trata de un aterrizaje forzoso. Y Henry volverá a dormir, y hará el amor con su mujer, y se irá luego a su partida de squash semanal. Pero la visión nocturna no ha sido sino el presagio de la realidad azarosa que irrumpirá en la plácida burbuja de su vida tan armoniosa... 

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